martes, 16 de octubre de 2007

Un concierto espectacular

El caos dominaba el ambiente en aquellos desafortunados momentos y el “pogo” –aquella típica danza ritual rockera- estaba en su máxima expresión. Había pasado apenas dos minutos desde que “Manuel A. y la Falange Obscena” (aquella banda experimental de fusión punk-rock-merengue-bachata-hardcore) subía al escenario y ya la incomprensión era general.

La Facultad de Derecho organizaba esa noche un megaconcierto titulado “Serenata a San Marcos” y los integrantes de “Manuel A...”, Manuel Álvarez, Alex Antón y César Huaraz habían ofrecido su participación musical a los organizadores del evento.

La Universidad Nacional Mayor de San Marcos celebraba sus 450 años de fundación y por tal motivo nuestro celebrado y virginal grupo aprovechaba la ocasión para mostrarse en público. La serenata sanmarquina prometía: se anunciaba la presencia de bandas rockeras como Leusemia, Mar de Copas, Los Borgia e incluso el debut musical de Tongo y su grupo Imaginación en predios universitarios.

Días anteriores, elaboramos todo un cronograma de actividades para apoyar a nuestra banda. Labores que comenzaron con la preparación de los afiches y pancartas publicitarias; además de la confección de una enorme banderola con parte de la escenografía del fenecido noticiero de la promoción: “San Marcos Noticias”. Telar que guardaba celosamente nuestra colega Sophía Durand en los estudios televisivos de su casa-granja de Huachipa (y que solo la obtuvimos apelando al chantaje emocional (la foto escolar de un excluido y marginal Manuel Álvarez durante sus recreos primarios).

El día del concierto ayudamos a los chicos de “Manuel A...” a levantar el imponente escenario frente a la fachada de Derecho. Requisito indispensable esgrimido por los organizadores para permitir el debut de nuestros artistas.

Era increíble pero cierto; por primera vez en su historia la totalidad de la base 97 colaboraba en dicha tarea: César Aldama cargaba los pesados andamios y el equipo de sonido, Juan Hidalgo se encargaba de las Relaciones Públicas con las chicas del Centro Federado de Derecho, Paúl Conislla instalaba las luces de neón en las alturas del escenario mientras que Vivian Suguimoto, Cristian Pretel y Yorki Jaimes repartían volantes en las estratégicos ingresos de la Facultad de Odontología, Medicina Tropical e Ingeniería de Minas ( por recomendación del sesudo Antonio Jáuregui).

Así también se prepararon variados y coloridos carteles para el evento; incluso convencimos al “Señor de las Bolsas” –un conocido indigente que recorría el campus universitario envuelto en bolsas de plástico- para que anuncie en su pecho el debut del trío musical de la 97 y al popular “Carelo” -mejor conocido como “Maraca de brujo” y amigo de la escuela de Arte- quien con su surrealista belleza facial serviría para labores disuasivas ante la inminente avalancha de fans enamoradas de nuestros rockeros.

Entrada la noche, alrededor de las siete, el lleno de la explanada de Derecho era inminente. Aprovechando esta coyuntura, los chicos de “Manuel A...” subieron al estrado para afinar sus instrumentos y de paso empaparse de multitud. Pensaban así disipar los nervios propios de un debut y el impaciente murmullo del respetable ante la demora de los organizadores por iniciar el show y todo entre los saltos desenfrenados e histéricos del “chino” Aldama y los gritos estentóreos del desenfrenado Aldo Aquino.

En el escenario, Manuel vestía un polo negro desteñido y unos jeans azules agujereados en las rodillas –típico de los anarquistas limeños- mientras afinaba su guitarra; César un sesentero pantalón acampanado y una camisa floreada al estilo BeeGees detrás de la batería y Alex –el vocalista del grupo- recorría el escenario probando todos los micrófonos enfundado en un bividí beige y unas bermudas playeras.

Pasados unos minutos, el presentador oficial del espectáculo salió a escena. Entonces los “Manuel A...” bajaron del escenario en medio de los silbidos y las protestas del público. Abajo en la explanada, la base 97 de Comunicación en pleno agitaba sus pancartas en señal de protesta mas al instante, éstos fueron anunciados por el locutor y un griterío ensordecedor los recibió apenas aparecieron en el tablado.

En este punto se hicieron aún más evidentes los cartelones preparados por la base: “Manuel te amo”, decía una pancarta en manos del “chino” Aldama; “Chicos lean mis correos por favor”, anunciaba un movedizo cartel –que recorría toda la explanada- en manos de Cristian y mientras una minúscula hoja A4 señalaba: “Manuel A... La reencarnación de Nirvana”; mensaje preparado y agitado con frenesí por Karín Granados.

Otros eslóganes más se asomaron por la explanada: “Rumbo al Agustirock”, se leía en el cartel de Marco Palacios en tanto uno más sentimental preguntaba “Where is Andres?” –mensaje dedicado al desaparecido integrante de la banda Andrés Ruiz-, mensaje que enterneció al vocalista del grupo ya que pudimos notar un ligero brillo en los ojos de Alex al ver dicha frase.

Por supuesto que también Sophía había llevado su cartelón; sin embargo tarde nos dimos cuenta que no era de apoyo sino de notificación ya que en éste se leía: “Manuel A... Devuelvan la banderola”; conminación que su enamorado Luis Narro se vio obligado a mostrar incluso desde la azotea de la lejana Facultad de Mecánica de Fluidos.

En tanto, Alex ya se adueñaba del micrófono principal y lo probaba nuevamente para evitar futuros percances. Miró entonces al expectante público allí reunido y pronunció algunas palabras llenas de emoción: “Agradezco la presencia de todos ustedes, en especial de mis compañeros de Comunicación Social que nos apoyaron en esta dura jornada”, indicó inicialmente con la voz semiquebrada. Luego, mirando a nuestro alrededor, pudimos observar que algunas chicas se enternecían con estas palabras y pensamos –equivocadamente como después comprobaríamos- que los “Manuel A...” ya tenían al respetable en el bolsillo.

Sin embargo, ocurrió lo que menos esperábamos. Antón volvió a coger el micro y en su habitual estilo punk pronunció lo que sería finalmente la perdición del grupo y del espectáculo en sí: “Para nosotros es un orgullo inmenso el poder tocar en esta fecha tan especial. Y por este motivo hemos decidido en vestuarios agradecer tan hermosa presencia de compañeros y asistentes con la interpretación de un viejo tema ya celebre de la juventud de los 90s; con ustedes, señores, la canción Creep de Radiohead cantada a capela por este humilde servidor”, dijo ante el estupor de la base.

Un grito general de satisfacción invadió entonces el ambiente mas, para nosotros, aquello anunciaba futuras desgracias. Pero contagiados del ánimo general, decidimos apoyarlos hasta las últimas consecuencias. “Además lean “La Teta del Sapo”-nuestro fanzine oficial- que está bonito y viene con fotos y además 15 minutos gratis en el billar ‘El Jeropa Feliz’. En serio, si quieren se las regalamos después de nuestra tocada”, finalizó.

Juan, que en esos momentos se encontraba enamorando a una “cachimba” de Ciencias Sociales detrás del estrado, luego nos contaría que este trío discutió agriamente sobre el particular pues César quería iniciar la noche con un tema de su inspiración titulado: “Ay, me duele el ser que vivo” mientras que un Manuel nervioso en extremo empezaba a comerse las cuerdas de su guitarra (pues ya había acabado con las uñas de sus manos).

Al margen de estos rumores, lo cierto fue que Alex transmitía mucha confianza en su rostro; hecho que pudimos comprobar cuando arrojó los restos de su envejecida botella plástica de agua hervida (refresco que diariamente le preparaba su madre) sobre los espectadores.

Luego todo quedó en silencio. Manuel –bastante aliviado- se sentó en una silla esperando la interpretación, César cogió una Teta del Sapo para distraerse y Alex empezó a cantar al compás de unos movimientos corporales al parecer aprendidos de Ricky Martín.

A los treinta segundos de la interpretación, Manuel sacó su encendedor y lo mostró al público. Entendimos el mensaje y varios encendimos los nuestros. Mientras, el cantante exigía al máximo sus cuerdas vocales pero al minuto siguiente ya muchos empezaron a moverse sigilosamente rumbo al estrado. Tal vez como señal de mal augurio, observamos que “El Señor de las Bolsas” huía velozmente del lugar rumbo a la salida del Campus profiriendo maldiciones irreproducibles sobre nosotros (alejamiento que posteriormente comprobamos fue definitivo tras 30 años de residencia ambulatoria en la Ciudad Universitaria).

Entonces sucedió lo inexplicable. La voz de Juan gritando: “Suéltenme, suéltenme” llegó hasta nosotros y después todo se volvió irreal. Un sujeto subió intempestivamente al escenario y arrojó al cantante sobre el público. Luego otro llegó e hizo lo mismo con César quien voló por los aires seguido de su batería. Manuel –en tanto- tuvo algo más de suerte pues se abrazó a uno de los parlantes mientras gritaba: “No me hagan daño. Ellos nunca fueron mis amigos”, pero finalmente cayó sobre la planicie junto a la caja de sonido.

Luego de estos hechos, vimos como se formaba uno de los “pogos” más espectaculares en la historia del rock. La rudeza de éste fue tanta que al grito de “¡A ellos!”, nos vimos envueltos en el mismo e incluso parecíamos los únicos receptores de sus golpes rituales.

Junto a esto, nuestros cartelones fueron destrozados en cuestión de segundos por una turba de desadaptados y en esa situación estábamos cuando observamos que Alex aprendía a volar cual pájaro silvestre por los alrededores de la Plaza de la Concordia. En otro sector de la explanada, César trataba de proteger sus últimas prendas ante una jauría de alcoholizados sanmarquinos mientras Manuel seguía encogido y aferrado a lo poco que quedaba del parlante.

Por otro sector, Juan intentaba salvar una banderola pero cinco sujetos lo redujeron en contados segundos y lo amortajaron posteriormente con ésta. Al centro de la tempestad, Pavel Canales –un discapacitado compañero de aulas- intentaba huir con su pierna artificial en manos en un vano intento por impedir su flagelación pero ya era tarde. El pogo mantenía su ferocidad y muchas de nuestras cabezas siguieron rodando por los alrededores del lugar.

Ante tan caótica situación, llegaron algunos guachimanes de la universidad para proteger los ambientes académicos mientras un incrédulo Daniel F. (líder de la banda Leusemia) urgido por los organizadores subió al escenario en un intento póstumo por apaciguar los ánimos e imploró piedad para con los chicos de “Manuel A. y La Falange Obscena”.

De esta manera culminó la presentación primaria de la banda “Manuel A...”. Debut gratamente recordado tiempo después por los asistentes al concierto aunque no precisamente por el desempeño artístico de la banda en cuestión.

Nosotros en tanto, luego de culminado el “pogo”, recogimos lo poco que quedaba de los instrumentos musicales (y de los artistas) y nos dirigimos hacia la ex- “Ramadita” –un local de diversión sanmarquino de dudosa reputación- para olvidar el mal rato vivido.

Allí decidimos celebrar el aniversario de nuestra universidad saboreando la famosa “Pócima maravillosa” que Paúl Conislla había preparado en casa (mezcla de thiner, cañazo y ron de quemar) y, embrutecidos por ésta, coreamos cada tema interpretado por “Manuel A. y La Falange Obscena”. Porque este brebaje lo hizo todo más fácil: la charla, el baile y –sobretodo- la audición del mejor grupo de rock de la universidad: Manuel A. y La Falange Obscena (al menos después de veinte rondas).

3 comentarios:

SOPHIA POP dijo...

Quejas, sugerencias o putadas de madre aki????
NO ES NI UNA DE LAS ANTERIORES. SÓLO ME QUEDA DECIR QUE TODO LO DE ARRIBA ES VERDAD. QUE BUENO TENER A LA MANO TU BITÁCORA QUERIDO AKENATHON. PLEASE PÁSAME LAS FOTOGRAFIAS EN ALTA RESOLUCIÓN PLEASE. BESOS.

Anónimo dijo...

Innominatus Flatus dixit:

No será del todo lúdico, pero no está mal, mientras eructas o te lanzas un cuesco.
Yo también soy de San Markos...y una pregunta ... ¿alguna vez en la Ciudad Univ.,hubo alguna radio universitaria como en otros lares?

Anónimo dijo...

ummmmmmmmmmm, ya sé porque no tiene tantas visitas este blog